Instrucción de enfermeros (1617), una obra cumbre de la Enfermería española

domingo, 14 de marzo de 2010


La obra Instrucción de enfermeros, que conoció cinco ediciones entre los siglos XVII y XVIII, fue compuesta por la Mínima Congregación de los Hermanos Enfermeros Pobres, conocida popularmente como enfermeros obregones.

Recoge la enfermería practicada en España por esta Congregación y fue modelo seguido por otros muchos enfermeros. Se trata de uno de los textos más antiguos de Europa, si no el que más, escrito por un enfermero y dirigido a la formación de éstos. Su primera edición, realizada en Madrid, está fechada en el año 1617. Cada una de las ediciones amplía su contenido, adaptándose a los conocimientos de cada época.
La segunda edición, cuya portada se muestra, se llevó a cabo en la Imprenta Real (Madrid) en el año 1625, siendo su autor el enfermero obregón Andrés Fernández, quien llegó a ocupar el cargo de Hermano Mayor General -Ministro General de la Congregación- en dos ocasiones.

Bernardino de Obregón (1540-1599), fundador de la Congregación de enfermeros, tuvo conciencia desde un primer momento de la necesidad de disponer de enfermeros preparados que pudiesen administrar y ejercer una Enfermería de calidad en beneficio de los pobres enfermos.

Ese interés del fundador por los cuidados se materializa en esta obra que tiene como objetivo cubrir las necesidades físicas, por un lado, y espirituales, por otro, del enfermo. La prestación de cuidados espirituales y apoyo psicológico queda puesto de manifiesto en el hecho de que las cinco ediciones de Instrucción de enfermeros llevan adosadas otro tratado, de contenido espiritual, cuyo objetivo es ayudar al moribundo en el último momento de su existencia.

Esta segunda edición de la obra consta de 232 páginas de texto y otras 15 conteniendo el índice, las aprobaciones, a cargo del Dr. Diego Vela, del Licenciado Soto y del Padre Antonio Colaço; la fe de erratas, a cargo del Licenciado Murcia de la Llana; la dedicatoria, dirigida al Licenciado Pedro Fernández Nauarrete; la licencia real, firmada por Pedro de Contreras, y la tasa -cada uno de los 22 pliegos del original, incluyendo el tratado del bien morir, fue tasado en cuatro maravedíes-, de todo lo cual da fe el Escribano de Cámara del Rey, Francisco de Arrieta.

Se estructura en 31 capítulos, de los que falta el 14, fallo que se mantendría en todas las ediciones posteriores del libro. Es un volumen de pequeño tamaño, en formato de octava, y cubiertas de piel. Ello permitía que los propios enfermeros pudieran llevarlo encima y consultarlo con facilidad cada vez que lo necesitasen. En sus páginas proemiales, su autor, el enfermero Andrés Fernández, reconoce lo siguiente: "He hecho este tratado para que los enfermeros tengan una doctrina llana y bien assentada como va ésta, vista y apurada por tantos Médicos, tan doctos y experimentados [...]".

Un breve análisis de la obra nos muestra que en la misma se recogen los siguientes temas:

  1. Técnicas realizadas por el enfermero y procedimientos terapéuticos aplicados por éstos.
  2. Cuidados enfermeros administrados en distintas enfermedades y actuación de aquéllos en situaciones de urgencia, en ausencia del médico y cirujano.
  3. Indicación, preparación y administración de distintas formas medicamentosas.
  4. Nociones sobre anatomía y otras materias.
  5. Orientaciones dietéticas.
  6. Priorización de los tratamientos médicos.g) Terapéutica, basado en polifarmacia.

En resumen, Instrucción de enfermeros es una obra de excepcional importancia para la Enfermería, por varios motivos:

  • Fue escrita por enfermeros -obregones- y dirigida a la formación de éstos.
  • Se redacta en el primer cuarto del siglo XVII, lo cual le convierte en uno de los primeros manuales enfermeros, no sólo en España, sino en el mundo.
  • En sus páginas se aprecia el tipo de enfermería practicada en esa época.
  • Queda patente en sus páginas, y así lo hace constar el propio autor, Andrés Fernández, un gran interés por la prestación de unos cuidados enfermeros de calidad, estandarizados, señalando tanto lo que se debe hacer como lo que no en una determinada situación de urgencia o en una patología.
  • Ya se observa en la obra una delimitación en torno al campo de actuación de cada uno de los profesionales que ejercen en el hospital -médico, cirujano, enfermero, barbero, boticario...-.
  • Por último, se contempla al enfermo, al paciente, desde una visión integral, ocupando la vertiente espiritual un importante papel dentro del trabajo enfermero.
Más información en: García Martínez, Antonio C., "Instrucción de enfermeros. Ficha bibliográfica n.º 4". En Híades. Revista de Historia de la Enfermería, n.º 2. Septiembre de 1995, pp. 91-100.

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